El daño del abuso


En la conversación cotidiana, a una mujer se le denomina "Medusa" cuando presenta conductas tóxicas y dañinas, pero si vemos más profundo (tanto en lo mitológico como en las situaciones cotidianas) veremos más allá de lo conductual para llegar a la comprensión del profundo trauma que este vivir puede tener.

Medusa fue una bella sacerdotisa que fue violada por Poseidón. Atenea en su enojo castiga a Medusa con una fealdad tal que maldecía y petrificaba a quien se le acercara. 


En mi experiencia como psicoterapeuta, lo que hoy se le llama desde el diagnóstico psiquiátrico como "trastorno" aparece como un modo de lidiar con heridas psicológicas profundas, y lamentablemente la realidad del abuso a todos sus niveles aparece constantemente, y lamentablemente desde estas perspectivas individualistas seguimos culpando a la víctima.

Para sanar un trauma tenemos que conversarlo para observarlo desde el lenguaje, con la valentía de integrar ese dolor (muchas veces reprimido en infancia) transformando toda esta tragedia en sanación progresiva y aprendizaje desde lo significativo. Hace muchos años atendí a una consultante con muchísimos abusos de infancia, la cual encontró en su propio vivir como terapeuta un espacio de utilización constructiva y transformación de todo su trauma.

El mito de Medusa nos enseña a soltar el juicio, entender que Medusa fue abusada de forma brutal por una fuerza masculina violenta que ahogó su alegría de vivir. 

Es un camino complejo el sanar de traumas que vienen de abusos, especialmente los sexuales, pero puedo con estas palabras entregarte esperanza genuina desde mi propia experiencia profesional. He visto hombres y mujeres levantarse desde la resiliencia, tomando todos estos sufrimientos inhumanos, y transformarlos en significativas posibilidades de crecimiento y servicio para otras y otros. Hace unos meses una consultante que vivió abuso sexual por parte de un ex-amigo pudo re-significar toda su experiencia como un llamado de la Vida para servir profesionalmente a otras mujeres en situaciones similares.

Miremos más allá de las etiquetas patológicas y valoremos primeramente lo humano. Solo es desde ahí donde podemos llorar y externalizar todo aquello que nos ahoga el vivir.

Sanar es posible, un momento consciente a la vez desde la poderosa y significativa Reflexión Terapéutica, modo de auto-psicoterapia que puedes practicar desde hoy bajo tu propio experimentar, y si lo requieres, a través del acompañamiento profesional online como Psicoterapeuta que puedo ofrecerte.

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