Y así fue que el dios de la guerra,
desmoronándose
aplastó la luz de las almas
Entonces, los ángeles huyeron
adoptando la forma
de inútiles hojas del tiempo
Pero alguno de ellos siempre
recuerda las formas
del paraíso terreno
Y algunos escalan por luchar aquí
Y una luz en la sangre de otro dios
Este fue tu destino futuro
viajero incansable
del tornado
Y la luz de tu estrella inerte
resplandeciendo
incandescerá sobre las tumbas
Y vivos y muertos serán llevados
hasta las praderas mismas
de la eternidad imaginaria
Y la espada del Señor nos conducirá
hacia el sol
hacia el centro de su luz.
Una poética críptica, apocalíptica, epifánica y complejamente hermosa.
El Flaco no tenia temor al hablar de lo inefable, y en esta bella canción podemos ver sus intentos para traer desde lo poético lo incognoscible del Misterio.
Si comprendemos a Dios desde Spinoza, podemos comprender la importancia de diferenciar entre la imagen de Dios que cada religión se puede hacer, y lo eterno de la sustancia creadora. Acá Spinetta habla del "dios de la guerra", "sangre de otro dios" y finalmente el Señor y su espada que nos guía hacia el centro de su luz.
La "Luz" en la obra Spinetteana es una constante que se presenta para hablar de lo trascendente desde una perspectiva sensorial y experiencial. El Flaco fue capaz de iluminarnos con su materia sonora, y lo sigue haciendo a través de su legado aparentemente infinito.
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