Servicio como fenómeno psico-espiritual

 






El individualismo y sus pestes han convencido al humano de hoy que el vivir tienen que ver solo con los objetivos personales, que mi placer individual es aquello que trae bienestar, que el vecino es solo una otredad sin relevancia, un personaje no jugable (NPC) en nuestra simulación, que la cortesía es debilidad que provoca ansiedad y que el servicio es una perdida de tiempo "sin lucro".

Cuando niño fui criado bajo valores y virtudes a desarrollar. Tanto mis padres como mis abuelos me enseñaron que el servicio es no solo una conducta, sino una actitud a mantener. Estar "atento" cuando algo se cayera para recogerlo, ser cortes para ayudar cuando sea necesario y otros simples actos me permitieron comprender desde la infancia que estoy para mi por supuesto, pero también para otros, y ello sirve constantemente como micro disoluciones del ego.

Viktor Frankl, el creador de la Logoterapia, decía que su propio sentido era permitir que otros encontraran su sentido. Su vivir estaba al servicio de otros, y creo que esto es fundamental para el ser humano, especialmente en la sociedad de hoy tan llena de individualismos, superficialidades y egos inflados.

Estar en disposición constante al servicio nos permite liberarnos de esa aparente cárcel del Yo y sus falsas preocupaciones para comprender que la mente necesita pensar con el cuerpo y no solo con las ansiedades que nos congelan y nos encierran aún más en la aparente interioridad. Un servicio genuinamente altruista y no solo pretencioso que espere felicitación o reconocimiento, sino como un radical vivir que nos recuerda constantemente que soy mi prójimo, que el Yo y Tu son solo conceptos prácticos pero que realmente no hay separación, siendo todos una humanidad.

La filosofía africana del Ubuntu contiene poderosas enseñanzas y reflexiones que pueden complementar estas ideas que comparto. "Yo soy porque nosotros somos" como una constante meditación a mantener nos permitirá saludar al vecino, mirar al otro con afecto y compasión, perdonar como acto de gracia, y finalmente la expansión del ser como el acto de mayor bondad que podemos realizar para todos. Tu propia transformación es el comienzo de la transfomación cultural. No se puede crear un cambio sin tu propio cambio. Ningún movimiento masivo ideológico podrá lograr lo que puede el movimiento de tu propia alma.

El servicio puede permitirte el crear ambientes amorosos de real integración, respetando las diferencias fascinantes en cada ser humano. Un fenómeno en nuestra constante agencia, que desde lo psicológico nos permite cultivar aquello profundo desde una apertura interconectada y unificadora.

El servicio sana, el servicio te sana.


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